Tengo 60 años y soy gerente de un negocio. Siempre me ha gustado bailar y participar en competiciones.
La artrosis representa un problema diario para mí. Por mi trabajo tengo que estar mucho tiempo de pie y afecta a mi forma de andar.
Con 57 años me diagnosticaron artrosis de rodilla en fase 2.
La enfermedad y el dolor que experimentaba me hacían la vida muy difícil. Limitaban la distancia que podía caminar y evitaban que formara parte de las actividades sociales y deportivas que me gustaban.
El procedimiento de inyección fue extremadamente sencillo, sin ningún problema ni dolor.
El dolor se redujo poco después de recibir la inyección. Luego, se redujo drásticamente y, tras una semana, desapareció por completo. Pude retomar mi actividad diaria sin problemas.
Recibí una inyección de un producto de la competencia, pero sin éxito.
"Noté cómo el dolorempezaba a desaparecer poco después de la inyección".
Pude volver a mi vida, como esperaba, y pude disfrutar de mis aficiones y trabajar sin dolor. He pensado hasta en volver a competir.
Junto con el tratamiento tomé una bebida de colágeno. Me permitió optimizar este tratamiento que me ha cambiado la vida.
Sí, desde luego.